Hope Arts: Críticas

Críticas, reseñas y opiniones.

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Lugar: Cantabria, Spain

lunes, septiembre 12, 2005

Shrek 2

SHREK 2 (EEUU, 2004 Animación / Aventuras)
Dirección:
Andrew Adamson, Kelly Asbury y Conrad Vernon
Guión: William Steig, J.David Stem, Joe Stillman, David N. Weiss
Doblaje: Mike Myers (Shrek), Cameron Díaz (Fiona), Eddie Murphy (Asno), Antonio Banderas (Gato con Botas), John Cleese (Rey Harold), Julie Andrews (Reina Lillian), Rupert Everett (Príncipe Encantador), Jennifer Saunders (Hada Madrina).
Música: Harry Gregson - Williams

Valoración: 8/10

Me ha pasado. Lo reconozco. Tal vez sea algo relacionado con una maldad oculta pero no lo puedo evitar. Muchas veces, delante de una pantalla he visto al héroe carismático, valiente, heroico y molón y yo, lo confieso, he deseado que perdiera. He ansiado con todas mis fuerzas ver al príncipe devorado por el dragón, al policía burlado por el ladrón, a los masillas y a aquel tío de la armadura dorada saltando sobre los cadáveres de los Power Rangers.

Llega un momento en el que uno se pregunta por qué motivo el bueno se tiene que quedar siempre con la bella heroína, por qué el malo siempre pierde de la forma más absurda y la alteración genética que hace que los buenos sean siempre guapísimos y los malos bestias deformes. Vale que sea cuestión de tirón comercial, de cuadrar los guiones con un final que guste al público y que el malo se merece lo que le pase; pero la gente se empieza a cansar del mismo cuento de siempre.

El cine ha explotado desde siempre estas premisas y tal vez el género que más lo haya usado sea la animación. Desde siempre los protagonistas de los dibujos animados (basados la mayoría en fábulas, cuentos y leyendas) han sido aguerridos caballeros, bellas princesas o graciosos animalillos que se veían obligados a superar sus miedos y taras para vencer al horrible malo malísimo. La moraleja final estaba siempre presente y era del tipo “enfréntate a tus miedos”, “unidos los conseguiréis” o “con música todo sale mejor”.

Pero los tiempos cambian, y alguien en Disney se dio cuenta de la necesidad de un cambio inmediato. La línea tenía que cambiar y la presión añadida de las nuevas tecnologías de animación mostraba un camino claro: Pixar. Disney había salvado los muebles gracias a la épica del Rey León, pero salvo excepciones (Mulán, Atlantis) ha seguido produciendo hasta la fecha lo mismo de siempre. Así que dieron manga ancha a los estudios de animación digital de Pixar y se sentaron a ver qué pasaba. Y resultó que la cosa funcionó a la primera y Toy Story se convirtió en un taquillazo.

Disney era feliz y convirtió a Pixar en la joya de la corona de los estudios. Cada película que han hecho ha sido un éxito, el último Buscando a Nemo, ganadora de un Oscar. Sin embargo, a pesar de la ironía y el buen hacer de los chicos nuevos, era imposible que aquello no emanara el auténtico olor a Disney. La gente acudía al cine y salía satisfecha, pero ¿por qué no probar un giro más? ¿algo aún más “diferente”?. Pero ¿tendría Disney el valor de dar la espalda a años de tradición? Y entre tanto, mientras los chicos del difunto Walt seguían pensándoselo, apareció Dreamworks.

Si de algo no se puede culpar a la factoría del señor Spielberg y compañía, es de falta de competitividad o calidad. Si echamos la vista atrás, este ha sido el único año desde su fundación en el que una de sus películas no ha estado nominada al oscar más ansiado. De modo que Dreamworks tenía el talento, el potencial y las ganas de robarle la cartera de la animación a los de Disney. Primero lo probaron con la animación tradicional (El Príncipe de Egipto) pero finalmente se decantaron por un mercado en expansión: la animación digital. Sin embargo lo que ha marcado la diferencia no ha sido la técnica, sino la idea.

Dreamworks decidió arriesgarse y dar la vuelta de rosca que la Disney se negaba a dar: cogió todos aquellos cuentos que a todos nos han leído de pequeños y les dio un lavado de imagen que no los reconocía ni el hermano Grimm que los parió: colocó como protagonista indiscutible a un horrible y malhumorado ogro verde, a una princesa de duro carácter e iguales maneras, a un burro inseguro y plasta y como enemigo a un rey de cuento que no es lo que parece. Y funcionó. Taquillazo, oscar y buenas críticas.

Seguramente ahora, unos años después del primer Shrek, Dreamworks planee repetir éxito. Por ahora la secuela está batiendo todos los records de taquilla, y sólo falta ver como responde en nuestro país. Tal vez alguien se temiera que los creadores de la primera mitad vendieran su alma al diablo y perdiera su identidad en esta segunda parte, pero nada más lejos de la realidad.

La película arranca donde terminaba su predecesora: Shrek y Fiona están felizmente casados disfrutando de su luna de miel, cuando un mensaje de los padres de la novia, reyes de Un País Muy Muy Lejano, reclaman la presencia de la nueva pareja. Los dos ogros, acompañados por Asno, deberán comenzar un viaje hacia el reino para presentarse como marido y mujer ante la corte. El problema es que nadie conoce el nuevo aspecto de la otrora bella princesa. Ese, una maligna Hada Madrina y un cargante Príncipe Encantador serán los problemas a los que se deberá enfrentar el bueno de Shrek.

A primera vista el argumento no es muy llamativo, pero para hacerlo más atractivo no faltan en ningún momento las acertadas parodias a películas y programas de éxito, los diálogos hilarantes, las escenas de acción dignas de la mejor película de aventuras, la visión imprescindible de las fábulas clásicas, y cómo no, la moraleja final. Tal vez sea este el único momento en el que la película pierde su auténtica identidad y tiende hacia algo más políticamente correcto.

En contraste, el punto más fuerte de la película es la inclusión entre los personajes principales del Gato con Botas. En Shrek, el felino es un asesino a sueldo contratado para acabar con el ogro. El personaje esta plagado de picaresca y carisma y pide a voces su propio spin off. Le presta la voz, tanto en la versión original como en la doblada, nuestro compatriota Antonio Banderas. Banderas se decanta en la versión americana por un acento latino para su personaje, que aquí transforma en andaluz.

La dirección corre a cargo de tres realizadores, (destaca Adamson)que completan un buen trabajo. Acertadísimo ritmo, narrativa perfecta con una ambientación genial y escenarios plagados de detalles ocultos a primera vista. Puede que se repitan en algunos planos y travellings, pero aprovechan a la perfección la ventaja física que supone dirigir una película de animación frente a una “real”. Del guión se ocupa un equipo de cuatro escritores, al que tal vez haya que culpar de abusar en demasía de la parodia, pero es que precisamente de ello va la película. El guión es sencillo pero efectivo, justo lo que la película necesita.

Otro punto a favor de Shrek 2 es la música. Harry Gregson Williams, compositor de Spy Game, Simbad, Veronica Guerin o la saga de videojuegos Metal Gear Solid, se apoya perfectamente en el magnífico score de la primera parte para crear los temas de esta segunda. Williams se esfuerza en demostrar en cada uno de sus trabajos que ser moderno no significa rechazar de plano melodías clásicas. Un compositor a seguir. Sin embargo la música orquestada no es la única que ambienta el filme, y el equipo se ha encargado de reunir unos temas de pop y rock que acentúan el carácter renovador de la franquicia y que acompañan las escenas a la perfección.

O.K.: -Que sea capaz de mantener su identidad renovadora, rebelde y gamberra.
-El gran trabajo de la dirección y del equipo encargado de la animación, plagada de detalles.
-El doblaje, en ambas versiones.
-El conjunto de los personajes.
-La música, tanto el score de Williams como las canciones seleccionadas para formar parte de la banda sonora, acompañamiento perfecto para la película.
-El gran entretenimiento que ofrece para todo tipo de público.
-Las sobresalientes escenas de acción.
-Los continuos golpes de humor que dan al filme un toque de comedia no exento de mensaje.
-El Gato con Botas, personaje supremo de la película.

K.O: -El poco protagonismo de Fiona respecto a la anterior.
-La moralina del final más característica de otros estudios. Sobraba.

Conclusión: Es cierto que Shrek 2 no supera en ningún momento a su predecesora, pero la calidad y la revolución que supuso la primera parte son difíciles de igualar. Aunque en cualquier comparación objetiva la 2 salga perdiendo, ofrece al espectador un entretenimiento cargado de acción, aventuras, humor y un pelín de mala leche. Y sobre todo ello enseña a los más pequeños cómo debe ser una historia de amor verdadero: un amor sin condiciones.
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