Hope Arts: Críticas

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Lugar: Cantabria, Spain

domingo, septiembre 11, 2005

Troya

TROYA (EEUU 2004, Épica Romántica)
Dirección:
Wolfgang Petersen.
Guión: David Benioff.
Reparto: Brad Pitt, Eric Bana, Orlando Bloom, Diane Kruger, Peter O´Toole, Brian Cox, Brendan Gleeson, Saffron Burrows, Sean Bean, Julie Christie, Rose Byrne, Tyler Mane.
Música: James Horner.

Valoración: 7/10

Superproducción. Si una palabra puede definir Troya, es sin duda esa. Un director conocido, un reparto de un lujo extraordinario, unos efectos especiales de primer nivel y una historia única. Ha conquistado con facilidad el primer puesto en taquilla, su repercusión mediática ha sido grande y desprende grandiosidad a raudales. A primera vista, Troya cumple todos los requisitos que una película de estas características debe acaparar. Sin embargo hay algunos aspectos en Troya que no hacen honor a esta denominación.

Desde hace ya unos años se ha recuperado de forma grandiosa un género que había permanecido olvidado durante décadas. La épica siempre ha estado, en mayor o menor medida, presente en toda película con pretensiones de ser obra maestra, pero como género cinematográfico ha permanecido acallada durante largo tiempo. Las comedias de situación de los 70 y 80 y la sobre saturación de filmes de acción de los años 90, obligaron a algunos géneros clásicos como el western o el peplum a permanecer apartados, esperando una oportunidad que tal vez nunca volvería a llegar.

Pero llegó. El primero en abrir de nuevo la brecha tal vez fuera a mediados del los 90 Mel Gibson con su magnífica Braveheart. La historia de Wallace no solo conmovió al público, sino que maravilló a la crítica que la acabó premiando con 5 Oscars. Años más tarde, Ridley Scott, en su afán por resucitar géneros, volvió la vista al auténtico peplum con Gladiator, otra película inolvidable que consiguió el mismo resultado que la historia del héroe escocés. Pero si una película ha conseguido hacer explotar de nuevo el género ha sido la saga del Señor de los Anillos, que ha arrastrado a las salas de cines a millones de seguidores durante tres años consecutivos.

A la sombra de la sublime obra de Jackson surgirán otras con la pretensión de igualar, al menos en impacto mediático, la saga del Anillo. Este primer año post LOTR será clave para contemplar por donde van los derroteros de la nueva épica y Troya es la encargada de conquistar el corazón, la mente y el bolsillo de los ávidos de emoción en esta temporada. Puntos a favor no le faltan para lograrlo, y entre ellos sobresale la historia que la sustenta.

Troya es una adaptación de la Ilíada de Homero, una de las mejores obras jamás escritas y que hoy, después de siglos, mantiene su carácter intemporal. Tal vez la falta de nuevas ideas en Hollywood obliga a las grandes productoras a volver la vista hacia obras clásicas, conocidas por el público en general y de gran atractivo. Curiosamente las últimas grandes historias épicas no han surgido de ideas originales: Braveheart está basada en hechos reales, de todo el mundo es conocido el libro de Tolkien en el que se basa la saga del Anillo, Gladiator es un remake libre de La Caída del Imperio Romano, Master and Commander surge de una serie de novelas de aventuras...

El encargado de adaptar la obra homérica es David Benioff, que se encargó del guión de The 25th Hour, una película de Spike Lee que gozó de un gran éxito de crítica. Benioff tiene la gran responsabilidad de resumir una obra gigantesca (en todos los aspectos) en tres horas escasas de metraje, darle el protagonismo justo a cada personaje, plantear una trama enorme de una forma clara y seleccionar los momentos clave del libro para conducir la historia.

Benioff resuelve el inconveniente del tiempo recortando la duración de la guerra de 10 años a 15 días, de los que sólo contemplamos 3. Está claro que prolongar la película habría sido contraproducente, aunque el resumen sea brutal. Para ello se ha apartado la parte “Divina” de la obra y se ha centrado tan sólo en los personajes humanos, resaltando los aspectos bélico y romántico. El glosario de personajes es extensísimo y todos tienen importancia en el desarrollo de la historia. En la presentación de los caracteres el guionista intenta ubicar al público, y tira del típico truco de principiante de mencionar el título, cargo y relación antes de nombrar a cada personaje. Lo mejor es que funciona, aunque con un reparto de rostros tan reconocibles tras los papeles podría haberse saltado este paso o haberlo realizado de una manera más sutil.

Sin duda el mayor error del guión, evidentemente condicionado por una decisión de la producción, es el exceso de protagonismo de Aquiles. Aún dejando de lado la obra de Homero, Troya es una obra coral, plagada de personajes importantes en la historia, y condicionarlos a todos para resaltar a uno es un desperdicio. Está claro que no todos van a tener la misma relevancia, pero es que en algún momento uno cree estar contemplando una obra dedicada exclusivamente al personaje encarnado por Brad Pitt. El resto del argumento es irreprochable y los diálogos pasan por momentos geniales (como las conversaciones en la tienda de Aquiles sobre la guerra) y otros de mayor relajación.

Al frente del proyecto se sitúa el director alemán Wolfgang Petersen, cuya carrera ha estado sembrada de éxitos de taquilla y de algún que otro encontronazo con la crítica. Petersen intenta darle un regustillo retro a la película con una dirección clásica. En cambio se sobrepasa en algunos momentos con incomprensibles ralentís en primeros planos y zooms pasados de moda. Bien es cierto que subsana pronto esos errores y asume con firmeza un ritmo adecuado, narrando la historia correctamente. Clava los planos generales en las batallas, diferenciando los bandos y personajes principales entre la meleé, aunque algún frenético movimiento de cámara en los primeros planos del combate sobraba. Salvo algunos escenarios exteriores demasiado sosos (tal vez debido a una apuesta por el realismo) Petersen realiza un buen trabajo como narrador, defendiéndose bien entre semejante número de personajes encarnados por actores de postín.

Al frente de semejante elenco de estrellas se sitúa Brad Pitt, actor de indudable tirón comercial. Pitt es un buen actor, pero tiene en su carrera dos vertientes claramente diferenciadas: la primera se centra en escoger personajes complejos y que intervienen en historias trabajadas, como pueden ser 12 Monos, Seven o El Club de la Lucha, y en menor medida Spy Game o Snatch. Es en estos papeles en los que demuestra todo su talento interpretativo, que no es poco. La otra, y tal vez la que más beneficios palpables le ha reportado (lejos de lo artístico) es la de galán o reclamo publicitario. Muchas han sido las películas que han usado a Pitt como una atractiva cabeza de cartel.

La interpretación de Pitt en Troya no pasará a la historia, pero su presencia ha marcado la película. Su personaje, Aquiles, se convierte en el centro de la historia y en absoluto protagonista de la obra, limitando el tiempo en escena de otros personajes de su mismo calado. Aquiles es en Troya un hombre de acción de tintes superheroicos con fanfarria anunciatoria incluida. Aquiles lidera a sus hombres a través de la batalla, rescata a la chica y luego se la liga sin ninguna dificultad. Es más guapo, más fuerte y más afortunado que sus enemigos. Es un personaje totalmente concupiscente y obcecado, soberbio y prepotente, que se hace aborrecible desde la primera escena. Pitt, sin embargo, le aporta cierta profundidad en algunos momentos, intentando mostrar su ansia de gloria, las contradicciones internas por las que atraviesa y su oculta humanidad. Lástima que el hálito de superioridad que desprende y su look a lo Vigilantes de la Playa no convenza.

Con Aquiles derrochando puntos de carisma, es inevitable fijar la vista en el mejor intérprete de la película: Eric Bana, que consigue sacar lo mejor de su Héctor. Bien es cierto que el personaje es la pura definición de la épica: es un hombre de honor, arrastrado por las decisiones equivocadas que otros toman, un esposo fiel preocupado por su familia, un guerrero temible pero honorable, un gobernante respetado y cargado de una bondad desbordante. Bana crea un retrato perfecto de los conflictos por los que atraviesa su alter ego, mostrando un extensísimo número de registros a cada cual más acertado, que alcanza sus momentos cumbre en las conversaciones que mantiene con su esposa, en la definición del duelo de Paris y en la catarsis final del personaje. Bana convierte a Héctor en un personaje humano, que aunque suene a perogrullada, es algo difícil de ver hoy en día.

Junto a Bana aparece Orlando Bloom, estrella en ciernes que ha conseguido una gran fama de forma meteórica gracias a su participación en tres grandes superproducciones: El Señor de los Anillos, Piratas del Caribe y la propia Troya. Curiosamente Bana y Bloom coincidieron en Black Hawk Derribado de Ridley Scott. Si bien el primero gozó de muy buenas críticas, Bloom pasó desapercibido (también es cierto que su personaje era ínfimo). Lo mismo podría haber pasado en Troya si Bloom no se hubiera creado ya un nombre dentro del mundo del cine actual. El joven actor encarna a Paris, y si el personaje es un cobarde con pretensiones de héroe, lo mismo se puede decir de la interpretación de Bloom. Otra cara bonita que deberá mejorar muchos aspectos si quiere consolidarse. Por lo pronto repetirá con Scott en Kingdom of Heaven en un papel protagonista. Increíble la afición del chico por las películas de alto presupuesto.

La pareja cinematográfica de Bloom (Paris) en la cinta es Diane Kruger (Helena) que cumple el requisito fundamental de mostrar un físico digno de la “mujer más bella de la Tierra”, pero que peca de novata en algunos momentos. Si mejora como actriz, no le faltarán papeles, porque su atractivo físico (impresionante) la convierte en un gran reclamo. Sean Bean (Ulises) hace uno de los trabajos más sobresalientes entre el reparto plagado de registros y dotando de identidad a su personaje en el poco tiempo del que dispone. Brendan Gleeson (Menéalo), atrapado en papeles de bonachón o de bruto, compone un personaje a partir de ambos atributos. Brian Cox comienza bien en su papel de un Agamenón megalómano, pero acaba excediéndose y olvidando la sutilidad para caer en una especie de locura interpretativa.

Peter O’Toole (Príamo) realiza un buen trabajo con toques de genialidad, pero no parece que le vayan a dar el Oscar que esperaba ganar por su trabajo. (aunque cosas más raras se han visto en la gala de la Academia, si no que se lo digan a Marisa Tomei). Saffron Burrows (Andrómaca) da un creíble contrapunto a Bana, su esposo en la película, y juntos consiguen crear la relación de amor más humana, creíble y atractiva de las tres, robando el protagonismo a la de Paris y Helena, que a pesar de que debería ser el motor de la historia, carece de fuerza y pasión. Rose Byrne (Briseida) realiza un trabajo serio pero que pasa desapercibido entre el de sus compañeros, aunque tal vez sea el mejor de las tres féminas ya que la presencia de Julie Christie en el filme, la cuarta en discordia, es puramente testimonial. Y por último Tyler Mane, al que no se le puede juzgar su Ayax con las dos frases que pronuncia. Algo semejante a su Dientes de Sable en X-Men: personaje monosilábico y únicamente físico.

Componer la música de Troya ha sido trabajo del omnipresente James Horner, creador de muchas de las más conocidas scores de los últimos tiempos. Horner es un creador prolífico pero polémico. Muchas veces se le ha acusado de plagio descarado o de falta de interés, aspectos que ha combinado con creaciones de gran belleza (como su anterior trabajo, Casa de Arena y Niebla, nominada al oscar este año). Desgraciadamente su trabajo en Troya pertenece al primer grupo, y pone todo su esmero en copiar el bello canto de Lisa Gerrard en Gladiator y en crear un par de fanfarrias militares carentes del lirismo que necesita la película. Resulta sorprendente que Horner se empeñe en imitar la obra de otros, cuando curiosamente sus mejores temas han sido los que ha creado por sí mismo. En Troya los ecos Zimmerianos se hacen demasiado evidentes como para ignorarlos y no caer en odiosas (y perjudiciales para Horner) comparaciones.

O.K: El extenso reparto plagado de estrellas.
El personaje de Héctor y el impresionante trabajo de su intérprete, Eric Bana.
La batalla ante las puertas de Troya y el duelo que la precede.
La verosímil relación de amor entre Héctor y Andrómaca.
La fuerza de la historia que la inspira, llena de escenas impactantes.
El ritmo que mantiene la dirección.

K.O: El personaje de Aquiles y su excesivo protagonismo.
Que no se haya respetado la historia original como para al menos haber dado el justo protagonismo a cada personaje.
La banda sonora.
Que con todo a favor sea incapaz de conmover al público.

Conclusión: ¿Qué es lo que le falta a Troya para ser una película de culto? ¿Una obra maestra recordada a través de los tiempos? Le falta el principal rasgo de la épica: Conmover. Troya carece de un momento mágico que la dote de identidad, de una escena que coloque un nudo en la garganta de los espectadores. Troya no tiene a Wallace arengando a un grupo de campesinos para convertirlos en héroes, no tiene a Máximo despojándose de su máscara para desafiar al mayor poder de la Tierra... Troya tiene todos los puntos a favor menos el básico: carece de alma.

Es sin embargo Troya la mejor película que hemos podido ver en varios meses (tal vez desde Kill Bill) y por tanto imprescindible dentro del panorama que nos ofrece la cartelera. El futuro viene plagado de películas de la misma temática: ya vemos en el horizonte veraniego el estreno del King Arthur de Antoine Fuqua, en Noviembre Alexander de Oliver Stone y ya para el año que viene Kigdom of Heaven de Ridley Scott y el eterno proyecto de Michael Mann Gates of Fire, basándose directamente en la obra de Frank Miller 300. Esperemos que alguna de estas supere a Troya, ya que aunque esta comparte la máxima de Aquiles de alcanzar la gloria y ser recordada en la eternidad, todo hace indicar que Petersen se daría por satisfecho de ser recordado dentro de unos meses por los miembros de la Academia.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me encanta la película películas sin duda pensé que sería una pelicula más de acción no sólo de amor pero aún asi creo que vale mucho la pena.

11:22 p. m., mayo 21, 2013  

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