Hope Arts: Críticas

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domingo, septiembre 11, 2005

El Efecto Mariposa (2004)

EL EFECTO MARIPOSA (THE BUTTERFLY EFFECT) (EEUU 2004, Drama / Aventuras)
Dirección y Guión:
Eric Bress y J. Mackye Gruber.
Reparto: Ashton Kutcher, Amy Smart, Cameron Bright, Kevin Smichdt, Melora Walters, Elden Helson, Eric Stoltz, William Lee Scott, Ethan Suplee.
Música: Michael Suby.

Valoración: 5/10.

Se cuela entre las superproducciones propias de Mayo esta pequeña película estrenada en nuestro país el 30 de Abril , pero que ha conseguido mantenerse en cartelera hasta esta semana compitiendo en taquilla directamente con las dos grandes producciones estrenadas hasta ahora: Troya y Van Helsing, a la espera de que llegue el 28 El Día de Mañana.

Al contrario que sus competidoras, El Efecto Mariposa no basa su atractivo en unos llamativos efectos especiales o en un extraordinario reparto, sino que la fuente de su fuerza reside en un interesante argumento. Extraída de la teoría del Caos, la hipótesis del Efecto Mariposa afirma que el batir de las alas de una mariposa puede causar un tornado en el otro lado del mundo. Dicho de otra manera, una pequeña acción crea una cadena de acontecimientos que da lugar a una reacción mayor. La película no solo adquiere de la teoría su título, sino también parte de su impactante (aunque no muy original) argumento.

La premisa de la película es muy interesante: Evan es un niño que en los momentos más traumáticos de su vida sufre pérdidas de memoria. Para paliarlas comienza a redactar un diario, que años más tarde, usará para regresar al pasado y cambiar esas secuencias terribles e intentar alterar así su propio destino y el de sus amigos. Sin embargo esos viajes tendrán fatales consecuencias.

La idea dista mucho de ser original, y tanto los viajes en el tiempo como los personajes con problemas de memoria, son conceptos recurrentes en la historia del cine. Sin embargo por mucho que se repita, el tema no pierde un ápice de su atractivo. Y es que ¿cuántas veces no hemos deseado volver atrás en el tiempo para haber dicho algo que nos callamos, para haber callado algo que dijimos, para haber tomado una decisión distinta, un camino diferente?.
El ser humano es decisión, y su vida se compone de múltiples elecciones. Muchas películas han explotado este tema, algunas de las últimas taquillazos como la saga de Matrix (con aquella conversación de Neo con el Oráculo) y películas más pequeñas como la última adaptación de la Máquina del Tiempo. En esta última, Guy Pearce tenía una motivación semejante a la del personaje de Kutcher (Evan), aunque sus viajes tenían diferentes destinos y consecuencias.

Y esa es la clave de la multitud de películas que han tocado el tema: las consecuencias. ¿De qué forma alteraría nuestro futuro un pequeño cambio en el pasado? Es aquí donde vuelve a aparecer el efecto mariposa. Un pequeño cambio podría crear una bola de nieve de acontecimientos, que tal vez variaran de forma brutal la línea temporal. Sí, lo se. Suena a Doc recordándole a McFly las reglas de su viaje justo antes de entrar en el Delorean, pero es inevitable recordar en este tipo de filmes las paradojas temporales que podrían ocurrir en caso de que fuera posible un viaje de este tipo.

El Efecto Mariposa añade otro tema igual de usado en el cine: la pérdida de memoria. El atractivo de un personaje que, al igual que el público, desconoce los derroteros de su propia historia, que debe ir descubriendo conforme avanza la trama, es irrefutable. La confusión que siente el propio personaje se traslada al espectador, creando una atmósfera de puro cine de intriga. Pocas cosas consiguen atar tanto al público a la butaca.

Supongo que los guionistas (también directores) debieron pensar que unir dos temas tan atractivos les daría un éxito rotundo en la historia, que repercutiría en la taquilla. Y así ha sido, al menos en el aspecto puramente económico. El comienzo de la película es arrollador. Si se ha llegado “virgen” hasta la butaca, el espectador se siente confuso e interesado en una serie de escenas rápidas, pero contundentes, que le atrapan irremisiblemente en una trama bien creada. Durante los primeros 15 minutos los directores se encargan de profundizar de manera sutil en la presentación de la película, obviando las sórdidas escenas de la infancia de Evan, apoyados en elipsis obligatorias gracias a las pérdidas de memoria del protagonista. Además, durante estas escenas, se crea un clima y cadencia típico de un drama, que absorbe al espectador y le hace identificarse con el personaje y con las circunstancias por las que atraviesa.

Y es justo tras esos minutos de gracia, cuando se nos dan las respuestas al problema, el momento en el que se desinfla la película. A partir de ese instante todo el mundo sabe lo que ocurrirá, lo que sufrirá el personaje y el desenlace de la historia. La orientación del filme cambia totalmente y se aleja progresivamente del drama para caer en situaciones de comedia para adolescentes y tópicos carcelarios. Es una lástima que un comienzo tan prometedor acabe en una versión mala de aquel capítulo de los Simpson de Homer y la tostadora.

A partir de ese momento, con la trama ya descubierta, el interés se centra en contemplar las fatales consecuencias de los frustrantes intentos por cambiar las cosas que realiza el personaje de Kutcher. Sin embargo las secuencias se acaban por hacer repetitivas y cansadas, y la emoción se va perdiendo con el discurrir del tiempo. Tal vez si esta película se hubiera decantado por mantener hasta el final la atmósfera de drama que desprende en los primeros minutos de metraje, muchas cosas habrían cambiado. Sin embargo, los directores – guionistas (esto suena a final cut impuesto por los productores) se decantan por un final tópico y previsible, digno del decepcionante discurrir del guión.

En la dirección debutan Eric Bress y J. Mackye Gruber, que también se encargan del guión, tal como ya hicieran con la secuela de Destino Final. Si bien son capaces de mantener un buen ritmo durante la mejor parte de la película, se les ha de reprochar que no hayan sacado un mayor provecho de su propio guión. Siempre se supone que un director saca mucho mejor partido de las historias con las que se identifica, y qué mejor que una que han escrito ellos mismos para dar su mejor rendimiento en la dirección. Sin embargo cometen una incomprensible traición a su propia idea con la inclusión de secuencias y diálogos que sacan de situación al espectador, consiguiendo que se tome el asunto cada vez menos en serio.

Si bien, el comienzo es un bonito ejercicio de estilo de cómo crear una buena narrativa sin excesos, aplicando la justa confusión a la historia, a lo largo de la película caen en el abuso de la repetición. Es cierto que las escenas se repiten una y otra vez por necesidades del guión, pero eso no significa tener que repetir los planos. El público es capaz de ubicarse una vez ya conoce las diversas situaciones a las que Evan debe hacer frente, y habría sido interesante que los directores hubieran explotado otros puntos de vista de una misma secuencia, mostrando así todos los aspectos de la misma.

En el reparto destaca el nombre de Ashton Kutcher, conocido en nuestro país por su participación en comedias adolescentes (de esas rebeldes y desenfadadas) y por ser el compañero sentimental de Demi Moore. Hay que reconocerle a Kutcher el intento de cambio que le ha dado a su carrera con esta película, alejándose de los papeles de estúpido joven descerebrado y abordando un personaje de tintes dramáticos. Kutcher cumple durante unos instantes, pero no tarda en despertar al bufón que lleva dentro y acaba por hacer lo mismo de siempre. Y es que la historia universitaria parece una parodia de las anteriores películas de Kutcher, y el chico no puede reprimirse. Veremos lo que puede dar en el futuro interpretando papeles serios, ya que con este Evan ha pagado la novatada.

A su lado aparece la casi desconocida Amy Smart. La carrera de la chica corre en caminos paralelos a la de su compañero de cartel, ya que ha sido interprete de mujeres florero en comedias paródicas (Ratas a la Carrera, Starsky y Hutch, Road Trip). En el Efecto Mariposa realiza igualmente un cambio de registro, dando vida a un personaje destrozado y plagado de traumas, que desgraciadamente ni el guión, ni la propia actriz, explotan mucho. El porvenir de Smart es una incógnita, ya que es usual que gran parte del número de bellas y jóvenes actrices que Hollywood saca cada año, termine en el baúl de los recuerdos o inaugurando tiendas de ultramarinos en su pueblo de origen. Por el momento prepara Blind Horizon, junto a Val Kilmer (revalorizado), Neve Campbell y Faye Dunaway, que se estrenará este mismo año.

De la música se encarga Michael Suby, que al parecer se ocupó de los temas de una película titulada The Real Cancún (¿?). La banda sonora cumple a la perfección el requisito fundamental de acompañar las escenas de la película, pero la melodía es nula. Buena como ambientación, pero no es un disco que uno escucharía por sí solo. Está claro que la meta de una banda sonora no es vender compactos (excepto si le preguntáis al productor), pero siempre se agradecen melodías como las de los maestros Williams, Newman o Zimmer, que al fin y al cabo, son las que imponen la personalidad musical a la película. De todas maneras, buen trabajo de Suby.

O.K: El atractivo de la premisa.
La fuerza rítmica de los primeros minutos, plagada de confusión e intriga.
El ambiente dramático de algunos momentos.
El valiente intento (aunque fallido) de Kutcher por cambiar la orientación de su carrera.

K.O: Que conforme avanza la película, la trama vaya perdiendo fuerza.
La traición de algunas escenas al tono dramático de los primeros minutos.
La presencia de algunos personajes totalmente prescindibles.
La poca fuerza de la relación entre los protagonistas.
El tópico y previsible final, (de libro), a la altura de la historia.

Conclusión: Es una lástima que no se haya pulido más el guión, aspecto a priori fundamental de la película y en el que debería basar su fuerza. La idea es contundente, pero peca de caer en los mismos tópicos que su legión de antecesoras. El Efecto Mariposa es una de esas películas de las que no esperas nada, pero que acaban resultando interesantes en algunos momentos puntuales. Desgraciadamente estos instantes acaban por pasar desapercibidos entre el despropósito en el que se convierte la película. Tal vez no valga la pena pagar el precio de la entrada si se espera algo más que puro entretenimiento, ya que se saldrá del cine decepcionado y con una amarga sensación por otra oportunidad perdida de hacer algo grande con un presupuesto pequeño.

El Efecto Mariposa es una película para pasar un buen rato, pero el que quiera ver una obra maestra sobre la memoria que alquile Memento, y si lo que le gusta son los viajes temporales, que recuerde la saga de Regreso al Futuro. Y para los que esperan del destino algo mejor, se rumorea que el genio Sam Mendes prepara un proyecto sobre mundos paralelos. Esperemos que la idea no termine olvidada en alguna realidad alternativa de un estudio de Hollywood.